Por Lic. Fernán Camilo Álvarez Consuegra
Editor de PUBLICACIÓN ACCIÓN http://publicacionaccion.blogspot.com
San Salvador 21 de julio de 2012.
Cuando el gobernante pierde
autoridad, porque es desconocido por sus electores, procura nuevas alianzas con
las distintas fuerzas políticas que gozan del favor electoral o, legitima su
poder por medio de una nueva elección. Estos son medios para que nacionales y
extranjeros, admitan como real, la legitimidad de su mandato.
En tales casos, como en Europa o Israel,
la solución es el cambio del gobierno o la recomposición del mismo, pero
buscando siempre seguir la corriente del sentir nacional o soberano.
Pues, actualmente, en nuestro
país, estamos comprobando un fenómeno similar, pero nuestros funcionarios, no
procuran la aceptación del ciudadano, sino, buscan nuevos asideros en fuerzas
que, por su naturaleza, son opuestas al sistema democrático o, a la lógica
constitucional.
Advertimos que la legitimidad, en
nuestro caso, no la ha perdido el
Gobierno en su conjunto, dicha pérdida la sufren sólo cuarenta y nueve
diputados, diez magistrados y el Presidente de la República.
La lucha que se manifiesta, no es
entre izquierdas y derechas sino, entre demócratas y totalitaristas y es que, el espectro político de cada grupo, es como una
línea continua, que va desvaneciéndose hasta confundirse con la contraria. En
efecto, las doctrinas, pueden definirse claramente en el mundo abstracto o sea,
del deber ser, pero en la práctica o, sea en el mundo del ser, la visión
ideológica se presenta como solución, a
cada uno de los problemas del ser
humano, dando respuesta específica a cada problema, según las convicciones del individuo y, por lo cual, la posición política de éste, será
la sumatoria de sus diferentes visiones y, esta posición política, no
corresponderá, en todos los casos, a una solución política específica, o sea, a
lo que una doctrina política dicte, según su ser. Y, es esta realidad, la que
hoy, en los actuales eventos, hace posible la unidad de los ciudadanos de todas
las ideologías, quedando separadas
claramente, las ideas de democracia
versus totalitarismo, las cuales son irreconciliables, tanto en la mente
del ciudadano, como en la vida nacional y la doctrina.
La clase electora perdió
confianza en el FMLN, y esta pérdida, se manifestó claramente así, en el
descenso de su votación, en cerca de 200,000 votos. Esta baja, obligó a dicha
entidad política, a concertar alianzas parlamentarias con GANA, CN y PES;
asegurando de este modo, su dominio en todas las instituciones públicas.
En cuanto al Presidente Funes,
debe observarse que el retiro de funcionarios del Ejecutivo de militancia del
FMLN, ha sido proclive al distanciamiento del Presidente con su partido y que,
como consecuencia, busque el Presidente, alianza con GANA y su jefe, el ex
Presidente Saca, resultando que este último, aunque perdió las elecciones como
jefe máximo de ARENA, hoy realiza un cogobierno con Funes.
Esta curiosa y muy extraña relación
de fuerzas, que pugnan por mantenerse en el ejercicio del poder, ha provocado
la alianza entre dos fuerzas ideológicamente antagónicas, pero presas de un sentimiento común: ejercer el poder en
forma totalitaria y, por esta ambición, han disimulado sus diferencias
ideológicas, aceptando, ya elementos ideológicos
de derecha, ya de izquierda, según sea favorable a sus designios – es una
relación muy similar a la que presentó el Peronismo en Argentina y, en el mismo
país, se presenta hoy, con el partido Justicialista.
No obstante, alianzas más extrañas se están pactando
en nuestro país, y que profundizan la distancia entre los demócratas y los
totalitarios.
La primera alianza que se pretende, es con las Maras. El
Gobierno, no ha podido someter a las Maras al Derecho vigente en nuestro país.
Así, hoy está a punto de concretar con
ellos, acuerdos que los convierten en fuerza
beligerante. Las peticiones giran en relación a tres puntos fundamentales: 1°)
Restricción, de parte del Estado, en el uso de la Fuerza Pública y, de la
Fuerza Armada, en tareas de Seguridad Pública; 2°) Derogatoria de la
legislación que condena la existencia de
las pandillas y que, permite su procesamiento; 3°) Indulto para muchos de sus
miembros que se encuentran guardando prisión y, beneficios económicos para
ellos y sus familias.
Estas peticiones, fueron
consideradas por el Secretario General de la OEA, José Miguel Insulza, como “razonables”,
para dar inicio a una “hoja de ruta en vía de una negociación”;
agregando: “Creo que las propuestas que ustedes hacen son tremendamente claras”,
aplaudió, “y ahora es hora de entrar a una negociación y a una discusión que no
puede demorarse mucho, porque estas cosas tienen un ritmo y ese ritmo tiene que cumplirse de manera que nadie pierda la fe en lo que
estamos haciendo”. El
cumplimiento de esta negociación, implicaría una nueva ruptura de la
Constitución, en cuanto a las acciones que a las Maras se refieren, y a los
derechos de las victimas y, la responsabilidad del Estado, en la manera de la
preservación de la paz pública – ortopraxis- , lo cual es responsabilidad del Órgano
Ejecutivo.
Por otra parte, dicha negociación
creará una relación de lealtad de la
Mara, hacia quienes están permitiendo esta negociación: por una parte, hacia el
Presidente Funes y, por la otra, hacia el ex – Diputado del FMLN, Raúl Mijango.
Procúrase mantener fuera de la opinión pública,
estas negociaciones, por “lo delicado de la situación”, según
expresaron los Mareros ante el Secretario General de la OEA, pues, en su
conciencia, existe la certeza de que, si las miles de victimas, se volcasen a la
calle, a manifestarse en contra de tal negociación, esta vez, no habría espacio
en el Centro Histórico de San Salvador para contenerlas: son seis millones de
victimas de las Maras en este país, mientras que ellos, son solamente treinta mil y sus familias. La entrega simbólica
de armas, por parte de los familiares de las Maras, denota el poder real de éstos
sobre la población, que espera protección de su Gobierno.
La segunda alianza que está por
concretarse, es con los desmovilizados de la Fuerza Armada aunados con los de
la antigua guerrilla, que por motivos de conveniencia personal, no militan con
las cinco organizaciones de veteranos, ni son parte de las cincuenta y tres
organizaciones de ex guerrilleros, pero que hoy ofrecen sus servicios al Presidente Funes,
mediante la solicitud de beneficios, por su condición de ex combatientes. Sus
pretensiones, siempre han sido desdeñadas por todos los gobiernos anteriores,
aún por el actual, por no estar debidamente organizados ni utilizar los canales
pertinentes para dirigir sus reclamaciones o, por lo absurdo e inviable de las
mismas. Pero ayer, los vimos marchar en las calles, con presencia militar y
policial, no para contenerlos, como se pretendió en la marcha blanca por la
constitucionalidad del país, del jueves 12 de julio, sino para escoltarlos y
protegerlos.
Una tercera alianza pretende el Presidente Funes realizar. Es con las empresas Transnacionales, pues la
empresa privada, al considerar la participación del Ejecutivo en un Golpe de
Estado, se ha retirado de la mesa de dialogo conjunto para el establecimiento
de políticas económicas nacionales. Esta alianza con las Transnacionales, es
muy difícil de realizar y, es que es política de toda Transnacional, cumplir
con la legislación interna de cada Estado, en donde mantiene operaciones y
sustentar siempre una opinión políticamente neutra y en el caso de ser forzada
a ayudar a una fuerza política, lo hacen, pero con todas. El Presidente Funes, pretende
substituir la participación de empresa privada, con la participación de las
Transnacionales, en la discusión de los asuntos políticos y económicos. Sin
embargo, es difícil cambiar la situación de inestabilidad jurídica
y de riesgo de inversión en el país. Además, algo importante es la discusión sobre
la política económica, que es una extensión de los Derechos Políticos, pues
toda determinación al respecto, afectan o benefician la vida de todos los
salvadoreños, afectando un aspecto del bien común. De aceptar las Transnacionales
esta nueva relación pública con el Ejecutivo, sería visto como una intromisión
en los asuntos internos del Estado, lo cual iría contra sus propios intereses
económicos.
La alianza Legislativa y Ejecutiva que ha sido
proclive a este creciente caos jurídico
y social en El Salvador, podría agravarse en los días siguientes, si las dos
primeras alianzas mencionadas – Mara y ex combatientes - lograsen concretarse,
pues se ahondaría la división entre la
sociedad salvadoreña y su Gobierno.
Así como las alianzas ya establecidas
entre el Ejecutivo y el Legislativo, han permitido crear una Corte Suprema de
Justicia paralela, como lo ha advertido el Fiscal General de la República, de concretarse
una alianza del Ejecutivo con las Maras y, con los ex combatientes, podríase crear una
fuerza paramilitar paralela a la Fuerza Armada de El Salvador, y esta fuerza
paramilitar estaría al servicio exclusivo del Ejecutivo, siendo leal al
Totalitarismo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario