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miércoles, 16 de octubre de 2013

DEL CHE GUEVARA, UN CONCEPTO REVOLUCIONARIO


Por
Lic. Fernán Camilo Álvarez Consuegra
Editor de PUBLICACIÓN ACCIÓN  http://publicacionaccion.blogspot.com
San Salvador, 16 de septiembre de 2013.

La “Ética Revolucionaria en el Che”, artículo publicado en el Diario CoLatino, de fecha 13/10/2013, recuerda un artículo en similares términos, de Armando Romero, Reportero Sin Fronteras, cuyo título es “Ética Revolucionaria y Dogmática”. Aunque creo impropio atribuir valores éticos al “Che” Guevara – sus pensamientos y acciones hacen imposible su calificación a la luz de los criterios morales occidentales -  pues si a sus acciones revolucionarias les aplicamos éstos, no hay duda de que se le calificaría de sicópata muy peligroso (para su criterio), las acciones humanas deben estar enmarcadas dentro de los principios revolucionarios, en su forma más abstracta, critica aún, la praxis explicada por Marx y Hegel y, la traduce en la inhumanidad del individuo frente a la idea del marxismo, pero no obstante, criterio tan errado,  su pensamiento nos sirve para establecer un paralelo de sus ideas con lo que ya se ha convertido el comunismo actual en Latinoamérica; y, si nos ocupamos del tema es porque el pensamiento revolucionario del “Che” se mantiene vivo en sus seguidores y, aunque sólo hablan de Socialismo, es muy bien sabido que el tal, es antesala del comunismo.

Una de las frases revolucionarias de Guevara por A. Fernández O. es: “Como arma para luchar contra el capitalismo, las armas del capitalismo”. Es decir, que había que aplicar al enemigo, sus mismos procederes. Observamos pues que, finalizada la Guerra Fría, el comunismo Latinoamericano, se acomodó, ingeniosamente, al sistema político liberal – capitalista y, buscando el poder por los métodos democráticos, pero ofreciendo revolución o “cambios”. Ejemplo muy claro y aleccionador para la sociedad democrática fue Hugo Chávez: siguió el método y lo perfeccionó. Evitó algunos errores observados por él en el comunismo soviético, en el cubano  y en el chino y así, paso a paso, fue construyendo alianzas en base a la corrupción tolerada y, mediante el aislacionismo fue destruyendo a la oposición; empleó fondos públicos para beneficios selectivos internos y, la extensión internacional de su área de influencia. Así, en pocos años, gozó de gran influencia política en los países del Caribe y Centroamérica y, también cierta hegemonía en Suramérica; sin embargo el costo de tales logros,  ha sido importante: el alejamiento doctrinario del marxismo, el debilitamiento económico y, sobre todo la consolidación de la oposición, otrora dispersa  pero ahora, ya ahita del corrupto proceder político. Pero como contrapartida de tales costos, se logró la construcción de un gobierno – empresa, que permite el lucro al funcionario – gerente y, que para su particular beneficio, utiliza el poder del Estado y, finalmente,  se crea una “masa” de votantes – activistas que sigue los lineamientos partidarios, en la seguridad del subsidio estatal.

En Centroamérica esta suerte de situación ha llegado a un punto de equilibrio en Nicaragua y, se está luchando para alcanzarlo aquí en El Salvador. En Venezuela, el tal sistema, se rompió en las últimas y recientes elecciones Presidenciales. El caso es que, al poner el práctica el sistema liberal, el comunismo pierde su principal característica social que es el “colectivismo dirigido”, adoptando el “individualismo” que permite el modelo “partido – empresa” y que sus miembros utilicen, para su provecho, el sistema contrario. Esta forma política garantiza un control de las instituciones públicas y de la economía nacional, desde las empresas relevantes que garanticen el poder de un partido político, lo que,  por una parte, desnaturaliza al comunismo y por otra, atenta contra el sistema democrático. Estos dos efectos contrarios fueron objeto de crítica por parte de Marta Harnecker que así se lo expresó a Chávez y, también confirma el proceso el descontento de los antiguos comunistas contra la cúpula del FMLN en El Salvador.

La revolución comunista pretende un cambio total de la sociedad; un cambio forzado, anti natural de la realidad humana; es un cambio asentado en las ideas de Marx y de Hegel, pero si en este cambio se adoptan las normas que se quieren cambiar, se termina aceptándolas como propias pero sin aceptar las bases que la sostienen; hay entonces, una desnaturalización de las ideas y los fines. Este proceso crea, en el gobernante, un relativismo por el cual sólo importa ya su propia conveniencia y así queda descrito con bastante realismo, el proceso del Socialismo del Socialismo del Siglo XXI.

Cuando el escritor y filólogo chino Lyn Yutang se refiere a las invasiones ha sufrido a lo largo de su historia,   dice no temerlas pues por fin, todos los invasores se vuelven chinos. Explica así que, cuando el enemigo adopta las estructuras,  la fuerza y características de su enemigo, termina identificándose aunque continúese considerando su enemigo. El algo semejante, lo que está sucediendo con el Socialismo del Siglo XXI.


Cuando los socialistas se ven obligados para lograr sus metas de poder o de provecho personal, puede observarse que se ha iniciado su decadencia; así lo afirma también Lyn Yutang, gran observador de la historia: “el uso de poder es la iniciación de su decadencia”. La sociedad avanza y evoluciona aún sin la dirección de una persona o grupo, se mueve por que  existe la sinergia social que determinan las leyes propias de la economía y, este proceso, prueba científicamente cuan errado fue el pensamiento revolucionario del “Che” Guevara que murió en Bolivia, por la prédica patológica de tan errada y maléfica predica del comunismo. La utilización de los principios capitalistas y democráticos por parte de la izquierda, sólo produce una degeneración de sus ideas y un adefesio económico imposible de sostenerse sin las inyecciones constantes de capital nuevo, ya que su fin verdadero es político y no económico.

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