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lunes, 20 de enero de 2014

LA CORRUPCIÓN EN EL GOBIERNO FUNES


Por
Lic. Fernán Camilo Álvarez Consuegra
Editor de PUBLICACIÓN ACCIÓN  http://publicacionaccion.blogspot.com
San Salvador, 19 de enero de 2014.

La corrupción es uno de los temas más publicitados por la prensa y discutidos por los comentaristas. Cuando fijamos la atención en el fenómeno, nos asombra comprobar cual descarado puede llegar a ser el latrocinio que, de los dineros del Estado, hacen quienes han asumido la obligación de administrarlo y, no advertimos que, esta corrupción, no sólo en lo que es posible y comprobar, sino que existe también una corrupción muy difícil de  probar, es invisible: la manipulación de los intereses del Estado para lograr beneficios particulares; se amparan en la seguridad de que es difícil desenredar su trama y, por consiguiente de probar; sólo muy pocos se percatan de dichos actos y, no los denuncian porque lo tal, traería como resultado la exclusión de las contrataciones estatales que se realizan con fina manipulación que es muy difícil de corregirla o suprimirla.

La Ley de Contrataciones y adquisiciones públicas (LACAP), ha sido concebida para descentralizar las compras por parte del Estado, excluyendo la corrupción y procurando que el Estado, contribuya a la dinamización de la actividad comercial privada, que es la generadora de riqueza e impuestos.

Pues bien, si leemos con atención las ofertas de requerimiento de bienes y servicios para el Estado, comprobamos que requieren muy altos estándares de calidad lo cual, es muy natural exigencia por parte de una entidad contratante. No obstante, cuando estos requisitos, analizados por el ojo experto del conocedor de la materia y del entorno económico o del interesado en ofertar, comprueba que tales requisitos son tan extremados que excluyen a la mayoría de empresas ofertantes particulares y, las pocas que pueden satisfacerlos quedan desanimados por lo mínimo de la sutilidades que no alcanzarían a cubrir los costos operativos de la empresa y, además, de que habrá que esperar largo tiempo para que el Estado cancele el costo de los servicios que se le prestan. Por tales razones, las licitaciones son declaradas desiertas y se entregan a conveniencia en contratación directa. Cuando se trata de servicios profesionales se entregan a personas afectas al gobierno o,  a miembros que pertenecen a las instituciones ofertantes pero, en su carácter particular, creando así, conflicto de intereses.

Para comprobar objetivamente, esta corrupción observamos el scanner en las aduanas otorgado por contratación directa a una compañía allegada al Gobierno de Daniel Ortega en Nicaragua lo cual de hecho, crea un vinculo directo a Nicaragua del actual Gobierno salvadoreño, lo que se viene repitiendo desde años anteriores  con adjudicaciones relacionadas a la compra de zapatos y uniformes. Son estos casos el de SITRAMS Y SUBE, que favorecen a empresas relacionadas con el ALBA y que, excluyen a los empresarios salvadoreños, no afectos al Gobierno de Mauricio Funes. Cuando se concede un contrato a un empresario salvadoreño, por haber interés de alguno afecto al Gobierno, le atrasan los pagos provocando pérdidas al contratista, quien no vuelve a ofertar al Estado. Las empresas productoras de medicamentos, han expresado públicamente que es más fácil vender a gobiernos extranjeros, que al propio,  pues se favorece a las empres extranjeras relacionadas políticamente con el actual Gobierno de Mauricio Funes.

Esta práctica “legal” de favoritismo político, se extiende, de la contratación directa a otras áreas de mayor dificultad de comprobar públicamente. Por ejemplo en la intencionada restricción de los créditos bancarios por parte de los Bancos Estatales (Hipotecario y de Fomento) para casos que son de Seguridad Nacional, como lo son los créditos destinados a la agricultura; su restricción tiene por objeto permitir que ALBA aparezca con su chequera salvadora, creando, no sólo un elemento agradecido y cautivo, sino también una “fidelidad política” por conveniencia y muchas veces, por supervivencia. Ejemplo vivo de tal proceder es lo que viven,  no sólo pequeños agricultores sino también los cafetaleros.

Quien esta asta acostumbrado a ejercer la corrupción desde el Gobierno, y lo hace para granjear favoritismos políticos, también lo hace en su actuar privado, pues muchos altos personajes relacionados con el ALBA en nuestro país, se han dado a la tarea den engrosar sus carteras personales, comprando bienes, pactando con el comprador, un precio superior al de mercado, pero que en la escritura de compra-venta, se pone un valor pequeño, pero para la contabilidad del que da el dinero, la ALBA, se le declara un precio muy alto, a condición que se le devuelva una parte de dichos fondos al “que hiso el negocio”, y la diferencia con el sobre precio, se le colocará en una cuenta en un paraíso fiscal. Por lo cual, la corrupción se ha vuelto una realidad cotidiana y normal.

Cuando un Gobierno deja crecer la insatisfacción social,  para manipularla con dádivas jugosas a sus organizadores y miserias para la masa de su organización, lo que esta haciendo es fomentar la corrupción en las manifestaciones sociales. Un ejemplo de esto son los reclamos de los desmovilizados, quienes luego de algunas protestas, se les ha hecho entrega de mucho dinero “por sus derechos reivindicatorios”, pero a cambio de su participación en el día de las elecciones, es comprar con los dineros del Estado, mercenarios descartables para sus actos fraudulentos.

Ningún Estado podrá salir de la pobreza y crecer económicamente, si todos sus recursos alimentan la corrupción generalizada del Gobierno y,  al parecer, la corrupción generalizada se le debe al Gobierno de Mauricio Funes.


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