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martes, 7 de octubre de 2014

EN EL SALVADOR ¿NACIONALISMO O INTERNACIONALISMO?


Por
Lic. Fernán Camilo Álvarez Consuegra
Editor de PUBLICACIÓN ACCIÓN  http://publicacionaccion.blogspot.com
San Salvador, 7 de octubre de 2014.

La Secretaría Nacional de la Memoria Histórica y la Secretaría de Relaciones Internacionales, dependientes ambas del FMLN, convocan al acto en memoria de los Internacionalistas en el 47° aniversario de la muerte del Che Guevara. Válidamente, este acto, obliga a la pregunta ¿cuál doctrina política bulle en el alma y en la mente de quienes hoy están gobernando en El Salvador, en virtud del mandato popular del libre sufragio?

El centro de poder político es dirigido actualmente, por un pequeño grupo de personas: a saber, José Luis Merino, Medardo González, Salvador Sánchez Cerén, Norma Guevara y Sigfrido Reyes. Todos, a excepción del último tuvieron participación preponderante en el VII Congreso del Partido Comunista Salvadoreño, celebrado clandestinamente, en marzo de 1979, en Los Planes de Renderos. Marta Harnecker y otros ideólogos de Izquierda señalan este congreso, como punto de inflexión hacia un organizado actuar de la Izquierda, en su lucha armada, bajo los lineamientos directos del Partido Comunista Soviético y que adopta el sistema de insurgencia nicaragüense y cubano que se basa, en el de Vietnam y adopta también el concepto “anti sistema” derivado de la dialéctica marxista y celebra sobre todo, la solicitud y aceptación de Internacionalistas en la lucha revolucionaria salvadoreña.

A treinta y cinco años de dicho congreso, las ideas Internacionalistas y sus seguidores políticos, subsisten en la estructura del Gobierno actual, no sólo es en la formación político – militar como oficiales soviéticos de José Luis Merino y Sigfrido Reyes, sino también en la inclusión, como parte de su Gobierno, de Internacionalistas, tal Marcos Rodríguez (según algunos, el verdadero ideólogo tras Salvador Sánchez Cerén), Vanda Pignato, una de las principales promotoras del asistencialismo, siguiendo las ideas de Lula da Silva o, la salvadoreña Lina Pohl,  de una dudosa filiación al Movimiento por la Paz, el Desarme y la Libertad (MPDL) , organización Española, con nexos en Palestina y que se extiende, muy oscuramente, a  grupos terroristas.

Si se es acucioso al seguir la trayectoria de los funcionarios del FMLN, Internacionalistas  antiguos y si son nuevos, como es el caso del actual Ministro de Economía, Tharsis Salomón López, encontramos que tienen una fuerte dependencia económica del ALBA, el cual es controlado por José Luis Merino.

En El Salvador, existe posición doble: política, por una parte, subsiste con un poder real la estructura creada en el VII Congreso del Partido Comunista y, por la otra niégase su existencia, pero esto no impide que se clame por la condena de las estructuras militares y políticas que se les opusieron a partir de 1980.

La difusión en los Estados Unidos del “Libro Amarillo” por parte de los grupos de izquierda, pretende crear un halo de “heroicidad” en quienes fueron señalados como terroristas durante nuestro conflicto armado por el hecho de preferir la opción militar sobre la política y su afiliación a grupos pro soviéticos dentro de la Guerra Fría y que además, fueron señalados como potenciales amenazas a la Seguridad Nacional y en consecuencia, de peligro también para nuestro principal aliado de aquel momento, los Estados Unidos. Más, ese listado, no es comparable con las “listas de ejecución” que ellos elaboraron como resultado de los “juicios populares” en los que se acordaba la eliminación física de los ciudadanos tildados de “enemigos del pueblo”.


Hoy, treinta y cinco años después, el mismo grupo de militantes izquierdistas se ha vuelto de plena confianza tanto para Estados Unidos como para Europa. No hay conciencia de que la confiabilidad que para la defensa de los intereses occidentales es comparable con la confianza y solidez que pudieran presentar el Partido Baaz Árabe Socialista (Siria), Hezbollah o el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) en la defensa de los intereses occidentales frente al Estado Islámico.  Comparación que parece algún tanto sofisticada pero que resulta real.

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