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domingo, 18 de mayo de 2014

A PARTIR DE SUS EFECTOS, LAS DIFERENTES ETAPAS DEL SOCIALISMO


Por
Lic. Fernán Camilo Álvarez Consuegra
Editor de PUBLICACIÓN ACCIÓN  http://publicacionaccion.blogspot.com
San Salvador, 18 de mayo de 2014.

Según la  simplista tesis de la evolución económica de las sociedades, éstas se originan en el esclavismo: pasan luego, sucesivamente, por el feudalismo, el capitalismo, el socialismo y el comunismo, aunque suele plantearse un último estadio, el alcoholismo, como el estado necesario para soportar los estadios del socialismo y comunismo o, para tener el valor de olvidarse de la realidad existente y defenderla. Más, haciendo a un lado consideraciones jocosas, me refiero aquí a la evolución del Socialismo, a partir de sus efectos; mas no, de una manera abstracta, sino muy concreta, a partir de las vivencias y necesidades de la gente, de lo cual ha surgido la evolución de las ideas sociales y económicas y de cuya observación, se han derivado sus principios y leyes a aplicar, a otros casos.

En atención a las metódicas y agudas  obras del Dr. Salvador Arias,  cuyas ideologías políticas no le permiten expresar la realidad, sino más bien,  deformación de la misma que le permita alcanzar su quimera del socialismo en nuestro pobre país (empleo aquí el termino Socialismo en su concepto de la Primera internacional, antes de la separación de las tendencias,  socialista y comunista). Tomo  como ejemplo, la evolución del Socialismo en la Comuna de París, probeta embrionaria de infinidad de tendencias políticas ideológicas y culturales mundiales, además de encontrarse  en dicha ciudad, el  Alma Mater del Dr. Arias y, haber sido allí el lugar de presentación de una de sus  alienaciones más notables, tratase de Paris VIII y la Sorbona.

Ha vivido París,  las tres etapas del Socialismo: primera, destructiva directa, segunda destructiva indirecta y tercera, autodestructiva. La etapa destructiva directa se dio cuando el socialismo impulsó a manifestarse saliendo a las calles, exigiendo los cambios con violencia y destrucción física  y directa de todo lo que se le oponía. En su segunda etapa, realiza la destrucción indirecta: es mucho más lenta; por medio de las acciones gubernamentales y la ejecución de la ley, se destruye el tejido social y económico. Por último, entra en su etapa autodestructiva: el Socialismo se transforma o muta hasta convertirse en algo sin interés de poder partidario y, centrado en la vida cotidiana sin aspiraciones ideológicas. En esta etapa última, el ya putrefacto cuerpo del Socialismo, ha dejado de existir y,  sus elementos transformados dan vida al pasto y a los árboles, que ya nada tienen que ver con el origen de los nutrientes que les sirven, porque les son comunes a la tierra.

El célebre escritor guatemalteco, Don José Milla Vidaurre, en su obra un Viaje al otro mundo, pasando por otras partes (1871-1874), que recoge sus vivencias en las postrimerías del siglo XIX en Europa, nos describe los males y la destrucción física que causan los “comunistas” como los llama en su obra.  Y pone a los comunistas como el peor mal que ha azotado a París. Comentando “Llegaba yo a París cuando se cumplía un año precisamente de la prueba dolorosa a que se había visto sujeta aquella ciudad, con motivo del bombardeo de los prusianos y de  las atrocidades cometidas por los comunistas”…”Los proyectiles del enemigo extranjero no causaron a París perjuicios de consideración. Cayeron algunos barrios de los que están situados a la orilla izquierda del Sena, y no tocaron la parte de la población de la banda derecha del río, porque no alcanzaban más allá de las fortificaciones”…”Fueron los franceses mismo quienes procuraron destruir la ciudad que es el orgullo de Francia y la que puede considerarse como la capital del mundo civilizado. Los comunistas, con un furor salvaje que no hay ejemplo sino en la historia de los Atilas y los Alarícos, en setenta y tres días que dominaron la ciudad destruyeron o la trataron gravemente, por medio del petróleo y la pólvora, 238 edificios públicos, monumentos y casas particulares”…(Tomo I, Capítulo XIX).

La segunda etapa del socialismo, da inicio con el aparecimiento de los conceptos de  “la propiedad privada en función social”,  cuyo principio  puede resumirse así: “No es lícito dañar a la comunidad, haciendo jugar el Derecho subjetivo, en contra del fin social para  el cual es reconocido el uso y disfrute de un bien. Frente a un enfoque individualista, está la concepción solidaria, que sostiene que: “además de servir para satisfacer las necesidades personales y familiares, deben servir al logro del bien común de los miembros de la comunidad, y que ningún derecho individual referido a bienes materiales puede ser ejercido dando preeminencia al interés privado sobre el bien social”, concepto que recoge también, nuestra Constitución en el Art. 246, parte última del 2° inciso. 

Consideremos que París ha pasado también esta etapa y, al respecto, Ludwing Von Mises, dice en El Socialismo, La Quinta Parte, Capítulo I, del Destruccionismo, refiriéndose a la aplicación de los conceptos fundamentales del Socialismo: “Si llegase a triunfar debería dársele el nombre de destruccionismo,  porque es, en esencia,  la destrucción. Nada produce: se limita a dilapidar lo creado por la sociedad que se funda en la propiedad privada de los medios de producción. Aceptado que no se puede hacer socialista en la sociedad – abstracción hecha de la posibilidad de realizar el socialismo parcialmente dentro de una sociedad que se funda en la propiedad privada – cualquier paso en el camino del socialismo conduce a la destrucción del orden existente.” Más adelante agrega, es la DEMAGOCIA el medio para lograr tal destrucción y aceptación el Socialismo.

La última etapa del socialismo, es la “autodestrucción”, que está permitiendo el renacer de Paris como comunidad y, con un fuerte tejido social, fundado en el espíritu humano de la necesidad de la vida en común, frente a las necesidades internas y a las amenazas externas.

A inicio de los años cincuenta, en el apogeo del comunismo  italiano, surge la “Internacional Situacionista”, como movimiento intelectual revolucionario, cuyo objetivo era reclamar, mediante el arte y el pensamiento, un cambio en la concepción capitalista que gobernaba sobre las ciudades y sociedades de la cultura occidental. La Internacional Situacionista, contenía una mezcla  de diferentes movimientos revolucionarios, aparecidos todos desde el siglo XIX hasta su fundación, sobresaliendo en tal doctrina los pensamientos marxistas de Anton Pannekoek,  de Rosa Luxemburgo, del Comunismo de Consejo y  anarquismo.

Pero este movimiento se fue degradando poco a poco  de los fundamentos fácticos del Socialismo: Unidad de partido y unidad de mando en la estructura de poder del mismo, para alcanzar el poder político. Cuando llegó a París, en 1957 sus objetivos cambiaron y derivaron en un nuevo movimiento, al calor del cual, nace la Psicogeografía; manera nueva de entender los efectos y las formas del ambiente geográfico, en las emociones y el comportamiento de las personas.  Según esta Psicogeografía, una ciudad no es  definida en papel, mediante conceptos  de espacio temporales, sino determinada mediante magnitudes de tipo sensorial, en los cuales, el protagonista fluye por la ciudad, en base a sensaciones, apetencias y flujos de deseos, trasladando su vivencia a una cartografía personal que divide a la ciudad en distintos espacios o unidades y, donde el paso de unos a otros, se plasma mediante símbolos que pretenden reflejar las distintas intensidades emocionales vividas en la experiencia (no tiene nada que ver esta teoría en cuanto a las necesidades planteadas originalmente por el Socialismo). Llegado a este punto, el Socialismo como medio de transformación económica y política (partidaria) de la sociedad, ha muerto. El concepto de dirigir a la sociedad desde un ente centralizador, ha cambiado: es la sociedad la que dirige al Gobierno en cuanto a las necesidades de la comunidad, invirtiendo el concepto fundamental de dirección del Socialismo.  Y entonces, el Socialismo ha  muerto, se descompone ante su propia putrefacción y de esta surge nueva vida.

Las nuevas apetencias de París, son la recuperación de los espacios públicos abandonados por la obsolescencia del Socialismo y, la recuperación ecológica de la ciudad, pues para la vida humana el medio ambiente degradado es una amenaza para su existencia. E importa el equilibrio ecológico de la ciudad, por sobre los “derechos ancestralmente negados a la sociedad,  que espera recibir del Estado”. Los que son palabras vanas ante la realidad exitente.


Los conceptos  nuevos, nacen de la necesidad individual de tener una mejor calidad de vida y, ésta visión personal colectivizada, es pauta que da la sociedad para las nuevas regulaciones estatales, las cuales atienden a la  realidad, que no nace de la planeación ni de la visión de un grupo de pensadores “iluminados”, sino de las vivencias del individualismo y la necesidad de la vida en común. La nueva vida es vegetación que florece sobre la tumba del Socialismo, sea del Siglo XXI o que surja de la mente encendida de sus ideólogos ya sean extranjeros o del El Salvador.

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